Mis cartas

UNA NOTICIA MUY FRÍA

 

Estaba tomando café

En el bar de la esquina, y ellos tenían

Encendida la televisión a punto

De comenzar la información

Que nos dice cómo va la vida

Y en el avance informativo

El locutor con mucho atino, esa es su profesión

Con su voz inamovible, sosegada y pausada

Porque para eso le pagan

Dice, que hoy ha sido detenido nuevamente

Otro torturador, que a su mujer maltrato

La hirió brutalmente, casi hasta costarle la muerte.

Continúa el sutil locutor, con voz armoniosa

Preparado para no dar su opinión

Que el agresor ha pasado a disposición judicial

Y que la agredida, hospitalizada está

En espera de poder sanar, pues tiene heridas mil.

Y los clientes de ese bar, donde yo casual estaba

Escuchan la noticia con silencio total, todos atentos

Y el más hábil, el director de la pandilla, que bebían para algo festejar

Se lanza a proclamar un veredicto social, para afinar

El famoso y súper conocido rito social, protocolista y falso a más no poder

Tendrían que matarlo, este hombre decía, es un asesino, ¡pronunció!

A todos los “tíos” que pegan a una mujer

Castrados, deberían de ser, y aún con eso

No pagarían el crimen tan mal hecho, y más hacia una mujer.

Para después de su “discurso litúrgico”, casi dirigido y preparado

Ya pregonado en otras bocas, prosigue diciendo al camarero

Rafael, cobra esta invitación y ahora nos sirves otra vez

Y comienzan nuevamente, olvidada y añeja ya la noticia

Recién dada, a contar que su equipo vencedor

Esta tarde, en el campo del rival, por dos goles, perdió.

Y yo que estaba en la esquina de la barra

Justo detrás del televisor, anunciante de la crónica

Me paré a pensar, en la noticia que acababa de escuchar

Y todos la tomaron con serenidad, cumpliendo la norma

De poder pronunciar su repulsa, sólo verbal, pero sin actuar.

Debo de ser raro, extraño, porque no me consigo adaptar

Es que, en ese momento, yo viví la situación de esa

Desamparada, triste y humilde mujer, viviendo el miedo en soledad

Que en el hospital debatiéndose estaba entre la vida y la muerte

Nuevamente otra vez, pero esta vez, sin su maltratador personal.

Y tuve la capacidad de poder penetrar, encajar en la mente

De la torturada, y vivir su amarga situación, sentirla en mis carnes

Pensar lo que sintió cuando vio a su pareja, por ponerle un nombre

Propinar el terrible y brutal golpe en su cara amoratada de la vez anterior

Pobre mujer, que miedo pasaría, que temblor, que agonía en vida

Sequedad de boca, a mí ya me daba, solo de pensar en el drama

Tanto lo viví, que sentí el golpe del puño

Clavándose en el pómulo de mi cara

Y para mí me dije, ¡Dios!, que horrible agonía, que ansiedad sin consuelo

Porque esta mujer, pobre mía, Señor, lo que pensaría…

Anhedralina de su corazón seguro descargó, del miedo que le infundió

Tembló, chilló, sintió el golpe, que ese hombre, le dio y le dolió

Y no solo eso, sino que también un segundo esperaba, de eso, segura estaba

La pobre mujer, se arrinconaba, se refugiaba, se apartaba

Intentaba con sus débiles y frágiles manos, inútilmente

Cubrirse su cara, pero la mujer no podía saber

Donde le llegaría el brutal golpe que ese malvado, tirano permisible

Podría propinarle una dos y tres…tantas veces como quisiese él

Y la imaginé, temblorosa sudorosa, pendiente

De que alguien pasase por la puerta y

Detuviera la tortura física y psicológica a la que fue sometida a esa hora

Y cubriéndose la cara con miedo, pánico brutal y descomunal

El golpe esta vez, al estómago fue a parar, y sí que duele cuando un vomito das.

Con tan sumo dolor, que la derribó, y en el suelo la avasalló, porque él, tranquilo estaba

Zumbidos en los oídos seguros escuchaba, del tremendísimo dolor

Sabe Dios, si alguna lipotimia del terrible e inhumano dolor, le dio

De tantos brutales golpes que la asesinaban, riéndose su maltratador

Y nadie sentía su dolor, ese dolor tan tremendo, indescriptible

Ese chasquido de huesos partiéndose en su cara, cerrándose sus ojos

Por tan tremenda inflamación, que magistralmente, le hacía llegar

Calculador, frío, temerario, tenía tiempo sobrado, de recrearse en sangre

Dolor de esa víctima, que mañana seguro en la calle veremos

Letreros, pancartas, altavoces callejeros, reprochando ese crimen

Que, en el televisor, acababa yo de escuchar… ¿para qué?,

Pienso que es como el hambre, sin pan no se quita, nombrándolo

Sólo haces saber a los demás que lo necesitas, ¡SOCIEDAD, NO ME LO NOMBRES

¡DÁMELO, ¡PARA PODER PARAR, EL HAMBRE DEL DOLOR!

Y continua el hombre con su víctima y del brazo la agarra

Ese brazo, torcido por su torturador asesino implacable

Cobarde, débil de corazón, o mejor expresado, sin corazón, sin alma

Que la mano le dobló, hasta que se recreó, escuchando los chasquidos

Del hueso de la mano de la inocente y pobre mujer, pegada una y otra vez

Y un grave esguince le provocó, que de tanto dolor que en su cuerpo habitaba

Pienso que ya ni cuenta se daba, porque tenía el billete del desmayo en su mano

¿Sabemos que dolor sintió esa pobre mujer?

¿Sentimos en nuestras carnes, el miedo, agonía, impotencia vivida?

¿Acaso hemos sentido el pánico tan directo?

¿Acaso hemos sentido el maltrato físico y mental de esa pobre rival?

Que apresurados vamos, cuando enfermos nos ponemos, y nos duele

Tan solo un costado, para que el doctor, un medicamento que calme

Nuestro dolor, con suma impaciencia esperamos, para no sentir

El dolor del costado, espalda, o de cualquier otro lado

No nos gusta el dolor, así que imaginemos la maltratada, que sólo

Ese dolor no le acudió, se lo propinaron, al que detuvieron hace menos

De un año, y en libertad condicional, el juez ha decretado que puede

Insertarse nuevamente, porque seguro no lo hará,

Para eso, una orden de alejamiento le dan.

¡SEÑORIA JURIDICA!, aclamo a su ética humana y no de letras

Siéntese en ese sillón aterciopelado con su negra toga y deje

De un lado, las leyes escritas, por el que habita con su esposa

Que joyas pendientes y anillos, le regala para su día y cumpleaños

Sienta Señoría, el dolor de esa inocente mujer y no pronuncie un veredicto

Porque en letras está contemplado, que la inserción del mutilador,

Debemos aceptar para no ser un estado racial.

Señoría, con respeto, me río públicamente de esa

Injusta, graciosa e irónica ley, que deja libre al que mata a una mujer

El dolor ajeno, no nos incumbe ni lo podemos imaginar,

Y en sus letras, la sangre, el miedo el dolor, ahí no está

Eso a nosotros, pues oye, ¡¡que más nos da!!

La noticia se da

Todos a coro, gritamos, que malvados, que asco de sociedad

Torturadores muertos, a la cárcel punto y final

Vivamos por un simple momento, la situación acorralada

De esa inocente mujer, que, con mucho miedo, recibió, sintió

Le dolió, chilló, y nadie la ayudó, y apuesto que vecinos escuchaban

Deleitándose tranquilamente, diciéndole a los esposos, oye mira, la pareja del quinto

Otra vez se están peleando, y el marido seguro le decía, tu deja las cosas estar, líos no

Queremos y menos con tipos de esa calaña,

Así que siéntate, y deja el mundo correr.

Y repito hasta la saciedad, hasta cansar que

La justicia, debería en estos casos, cuando juzga

A este criminal, otro nombre jamás se le puede dar

Ponerse un poquito en el lugar del daño producido

Sentir el dolor en ese momento, que la víctima ha sentido

Seguro que su sentencia de papel barato

Se endurecerían para terminar de una vez con todo mal trato

Con la cacería de la mujer, victima e inocente

Del que, con mala intención, daña un frágil corazón

Yo sentí, viví y me puse en su lugar

Frío sentí al imaginar, chocar el puño contra el pómulo facial

Dolor en mi corazón, al imaginar el brazo doblándolo y quebrándolo

Hasta causarle un increíble dolor, fuerte a más no poder

Pero la mujer soporto, quizás por miedo a caer en el suelo

Y saciarse la bestia con barbaries imaginables que pudiera hacer,

Que suplicio de aquella habitación, donde la mujer sufrió

Y nadie lo quiso entender, como yo lo entendí y viví.

Unas noticias en el informativo dieron, sólo fue una más

Una noticia que, a todos, su título puso, por compromiso social

Una justicia que dicta unas leyes hacia los malvados

Tiranos, sucios y vengativos dementes deformes

Poca justicia, o ciega está, para no poder entender

Lo que debe doler, el golpe de un hombre hacia una mujer.

Creo que efectivamente, por pensar como pienso

Algo raro debo de ser, porque yo cambiaria esa ley

Y haría ver, que el dolor, no es grato padecer.

Tomaba café cuando lo escuché, y en mi estómago, amargo se convirtió

Cuando vi que las personas de allí, olvidándose estaban

De la recién parida noticia, y yo no conseguí olvidar, y hasta sentí

Lo que hacía tiempo no me pasaba, impotencia real, que se podría solucionar

Si todos juntos, en una sentada magistral, esa ley, la hiciéramos cambiar.

Seguro que, entre todos, pero todos, solucionaríamos un problema

Que se está convirtiendo en tan natural…que si esa noticia no da

Nos parece ya hasta raro,

Tan raro como un agosto sin playa, para pasar

El merecido y deseado descanso estival.

© ORIGINAL DE PACO GUERRERO

SIGUIENTE BASTÓ SÓLO UNA HORA

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